lunes, 27 de junio de 2011

Luz de luna

Por supuesto que confío en que los más leídos reconozcáis a quién hago este homenaje =) pero no pienso escribirlo, por no dar a quien no ha leído el gusto de parecer que sí ;).

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Te perseguí durante días...todas las noches, asomándome a la ventana, cuando la luna se mostraba de color marfil veía su reflejo en ti...a veces en la tela blanca que te cubría...a veces en tu piel blanca...a veces en tu pelo que se me antojó blanco también.

Oía una melodía dulce y ya sabía que ibas a aparecer, saltaba al jardín y empezaba a perseguirte...alcanzaba a ver un reflejo blanco al doblar cada esquina, empezaba a correr y tú debías de correr también, porque hoy sigo en mi ventana esperando oír de nuevo esa melodía y salir en tu búsqueda...

Ahí está...no tardaré en ver ondear una tela...debes de llevar una túnica o vestido... ¿Serás hombre? ¿Mujer? Lo cierto es que no importa...

¡La vi! Salto y empiezo a correr, quiero alcanzarte y conocerte, pero tú de nuevo eres más veloz que yo, escapas entre los árboles, me parece verte a cada paso, demasiado por delante, sigo corriendo, estamos bajando hacia el mar, hoy no pienso cejar en mi persecución, hoy te alcanzaré. Te llamo, pero no parece que me oigas...sigo corriendo...

...y llego al mar, donde los rayos de luna colándose entre los árboles del acantilado dibujan telas, piel y pelo blancos...que no puedo tocar...

...me asomo al acantilado, ya sé que eres la luna...dibujas un camino sobre el agua que lleva hacia ti...no hay nada más que pensar, nada más que decir...

salto.

domingo, 26 de junio de 2011

Ángel

Este relato tiene unos...5 años ya, y como en otros sitios, sigue siendo para mi ángel, que sé que es felicísimo enamorando niñas, y pinchado por ahí, y... ¡¡¡Que lo disfrute lo que pueda!!!

No sé explicar qué tenía de especial. Había algo…algo que me atraía inexorablemente a aquellos ojos negros, especialmente desde el día que los vi brillar sólo por verme.
Fue entonces cuando supe que sólo él poblaría mis sueños más sublimes. Desconozco si se me notaba…pero debió verlo porque cada día me buscaba más, y pasábamos tiempo hablando, nunca de transcendencias, sino de los temas más variados y profundos. Fue al finalizar una de ellas cuando me besó. No podría describir tal beso aunque lo intentara mil años. Sé que tenía un sabor especial, pero nunca lo había probado antes. Y sé que me sentí volar, y que a partir de ese momento no recuerdo nada de ese día, más que él frente a mí, en la puerta de mi casa, con el atardecer. Una despedida.

Y a partir de ese beso nuestras conversaciones se iniciaban y finalizaban con muchos más, tantos que dejé de contarlos, y sólo los deseaba; y algo semejante le debía ocurrir a él porque llegó un momento en que sólo había besos…
Siempre notaba cuándo él estaba cerca…nunca entenderé porqué nadie lo sentía ni lo veía como yo: él era especial, era único, irradiaba para mí una luz propia. ¿Y de veras se había fijado en mí?

Tiempo más tarde, pasando un día juntos, me encontré a solas con él, y con todo el tiempo del mundo por delante. Ese día dejé de ser niña, y dejé de serlo con él. Le entregué mi inocencia, y estoy orgullosa de ello, pero no sabría decir lo que él me entregó a cambio…Quizás perdió más que yo aquel día…

Pero fue algo grandioso, digno de dioses. Durante unos instantes me sentí abrumada por la fuerza que emanaba de sus movimientos y de su mismo cuerpo, de la fuerza que hacía que todo su cuerpo fuera vibrante, y yo con él. Lo sentí entrando en mí, en mi interior, y en mi mente a través de esa mirada de ojos negros que me invitaba a ir con él a un lugar tan indómito que juraré que era el paraíso…y en ese momento lo miré a él, quizás como nunca antes lo había hecho, y alcancé a ver la verdadera naturaleza que rozaban mis manos inexpertas. Vi pasar por sus ojos un relámpago fugaz que se me antojó argénteo, y vi de repente las dos magníficas alas blancas que surgían de su fuerte espalda, y noté su manera de mirar, su manera de tocarme, vi los gestos de quien es devorado por un deseo insatisfecho a punto de cumplirse, los gestos de quien a pesar de no haber experimentado nunca algo similar siempre ha sabido como comportarse, los gestos de quien se sabe supremo…supremo, sí, ésa es la palabra. Supremo ante todos los mortales.

Y fue entonces cuando caí en la cuenta de mi gloria…¿Cómo podía yo haber enamorado a un ángel?

jueves, 16 de junio de 2011

Sonatina (Rubén Darío)

Llevo semana y pico con este poema pegado. Por fortuna no siempre se pegan canciones chorras, supongo ^^.

Se terminó algo extraño en mi vida, lo llamaría precioso pero me estoy desengañando a pasos de gigante. Otras cosas empezarán :). He sido bastante idiota, pero he llegado al final. Nunca pensé que me vería en la situación de boba por amor, pero ahí estuve. No diré nunca más, pero lo espero: No dejarme pisar hasta semejante extremo, por nadie, con o sin algo entre las piernas.

Y bueno, eso, me han pegado el poemilla y aquí os lo dejo, por que lo disfrutéis. Y porque a lo que vino, sí, puede que la princesa esté triste todavía, pero dentro de poco, ya no ;).

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La princesa está triste...¿ qué tendrá la princesa ?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina la dueña dice cosas banales
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vana ilusión.

¿ Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las rosas fragantes
o en el que es soberano de los claros diamantes
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡ Ay !, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡ Pobrecita princesa de los ojos azules !
¡ Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jáula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal !

¡ Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida !
( La princesa está triste, la princesa está pálida )
¡ Oh visión adorada de oro, rosa y marfil !
¡ Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
( La princesa está pálida, la princesa está triste )
más brillante que el alba, más hermoso que abril !

¡ Calla, calla princesa - dice el hada madrina -,
el caballo con alas hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte
y que llega de lejos, vencedor de la muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor !