- El autobús saldrá pronto, vamos a la sala de espera, hay sofás y fijo que estaremos más cómodos.
- Vamos...
Recojo la maleta, me ajusto el bolso, y te sigo, hecha un manojo de nervios, porque no sé ya muy bien qué esperar. Llegamos a los sofás, efectivamente me gusta la estación, y nos sentamos. Dejo mi bolso sobre las piernas y la maleta a mi lado, y no sé ni qué decir ni a dónde mirar. Me duele el pecho, estoy cansada, nerviosa, y ahora, asustada. No consigo pensar en otra cosa. ¿Hice bien en venir? Sólo quiero inclinarme sobre ti, jugar con tu mano, besar tu mejilla, dejar que me acurruques...y estoy sentada, tensa, mirando a lo lejos, con la mano en el mentón y las piernas cruzadas, sosteniendo la correa del bolso enredada en un brazo.
Si me dices algo, no lo escucho. Sólo pienso en evadirme. En rehacer la llegada para no parecer tan...¿Entusiasta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario